What Ronronia wants no son unos zapatos, o un bolso de Sonia Rykiel... sino un maquinarro con 12Gb de RAM y un Core i7 2700k

pero como de momento no lo puede tener, ella se divierte así:


viernes, 9 de enero de 2015

Me meto en camisa de once varas: lo que opino de #AtentadoParísEP y #StopIslam


Me voy a meter en camisa de once varas y a dar mi opinión sobre un asunto muy controvertido. Es mi opinión y seguramente estaré mal informada, como sobre casi todo, así que cualquier corrección/puntualización/diferencia que expreséis en los comentarios será, no sólo bien recibida, sino muy agradecida.

       El Islam es una ideología montada sobre una religión basada en un libro sagrado. Tres niveles, cada uno de ellos mete capas y quita capas entre él y el anterior.  


       El libro sagrado cuando lo leo me cabrea porque me parece que ve como buenas cosas que van directamente en contra de los derechos humanos. Cosas como que las mujeres violadas sean vistas como sospechosas por defecto, o que se alabe que Mahoma contrajera matrimonio con una niña a la que metía mano desde pequeñita y a la que acaba desflorando cuando ella cumple 9 años. Que expliquen cómo hay que pegarle a tu mujer y como no (aunque esto seguramente fue un intento de moderar los castigos físicos a las mujeres y en su momento estuviera repleto de buena intención). Pero sobre todo por la Guerra Santa, la promesa de que los que mueran matando infieles recibirán todo tipo de premios en la vida eterna. Quiero decir, si una religión que tiene diez mandamientos y uno de ellos es “no matarás” ha podido engendrar atrocidades y se ha podido matar en su nombre, creo que con una que sanciona asesinar infieles tiene que ser más fácil manipular hasta generar violencia. Conozco no musulmanes que han tenido que estudiar el Corán, de cuyas opiniones me fío, que me dicen que es mucho más ambiguo de lo que yo lo veo. Me lo creo porque cuando lo he leído me ha enfadado mucho y eso tiene forzosamente que restarme objetividad. De leerlo me he quedado con que es una religión de paz, sí, pero de paz entre los fieles. Entre los fieles del sexo masculino, fundamentalmente. Infieles y mujeres, cuidadín. Así que dejémoslo en que el libro sagrado del Islam me parece el más peligroso para mi libertad y mi integridad física de todos los textos que he leído de los que han surgido religiones mayoritarias (para la mía, digo, no dudo que para la de los palestinos resulte más problemático el viejo testamento que motiva a los judíos que viven en Israel).


       La siguiente capa es la religión, los musulmanes. Partiendo de la base de que el Corán es probablemente más ambiguo de lo que a mí me parece (y aunque no lo fuera, volvemos al “no matarás” y lo que con él se ha hecho), entiendo que la gente buena se las apaña para ser buena incluso a pesar de la religión, y que lo leerán extrayendo, destilando, las partes que les hacen ser mejores personas, y achacarán a la antigüedad y a las costumbres del pasado todo lo que les parezca malo y lo descartarán. Un poco como hacen los cristianos con el antiguo testamento donde, por ejemplo, hay hijas que emborrachan a su padre para tirárselo y, obviamente, esa práctica no se ha convertido en un ejemplo a seguir en ninguna de las religiones basadas en la Biblia. Por supuesto que hay musulmanes que son buenas personas. Los habrá demócratas, defensores de la libertad y que permitan que sus esposas e hijas vistan como les dé la gana y lleven el cabello al viento. O que incluso no se sientan en posición de “permitir” o “no permitir” porque entiendan que las mujeres no somos menores de edad sino seres libres con los mismos derechos. Luego están sus imanes que, como “nuestros” obispos pero elevado a la enésima potencia, sueltan por la boca lo más grande. Intento no juzgar al resto por su cúpula, aunque a veces me cuesta un mundo. Lo que me mosquea mucho es que no conozco ningún país de holgada mayoría musulmana en el que no se haya acabado imponiendo la Sharia como ley y creo que no hará falta explicarle a nadie por qué, como mujer y como ser humano creyente en la libertad de expresión y culto, no me mola la Sharia elevada a la categoría de ley de Estado. Es decir, ¿hay muchos musulmanes individualmente respetuosos con la libertad ajena pero cuando se juntan en número suficiente se la cargan, o cómo va eso? (Este es un punto en el que puedo estar equivocada por haber recibido información parcial y si me lo aclaráis y me decís que no es así, que hay un montón de países con un 70% o más de musulmanes en el que la religión no ha permeado la ley hasta quitarles derecho a las mujeres o los infieles, si me decís eso, me tranquilizaréis). Pero, atención, una cosa es lo que yo piense sobre una religión y otra muy distinta que aún estoy más convencida de que a las personas hay que juzgarlas una a una y conociéndolas. Además, las cosas como son, en Francia hay por lo menos un 5% de musulmanes, si fueran tal y como muchos les acusan de ser, la situación sería mucho más grave y no se podría andar por la calle, sino que habría realmente un guerra.


       Y luego está la ideología. La ideología lleva siglos intentando alcanzar el poder a través del terror. Como muchas otras a lo largo de la historia, ni más ni menos. De su seno ha surgido una minoría muy violenta que asesina en masa, viola en masa, convierte en normal la esclavitud sexual, mata niños por centenas y convence a un asombroso número de jóvenes de que saltar por los aires cargado de explosivos es una buena idea. Son pocos pero son muchos. Hay extremistas cristianos, como el tipo nórdico aquél y como los que atacan clínicas abortistas, pero son cuatro gatos en comparación. No oigo que haya extremistas budistas. Lo de los hindúes es caso aparte, desconozco todo lo que tiene que ver con esa religión ni si el repugnante sistema de castas que rige en la India, los asesinatos sistemáticos de niñas y mujeres, las violaciones en grupo,... surgen de ella o de otro sitio. Hay extremistas judíos que están provocando retrasos en los vuelos de Israel al no querer sentarse cerca de una mujer, pero de momento no vuelan los aviones cuando se lo nieguen. Así que creo que también podemos admitir que esta ideología, ahora mismo, está creando mucha violencia.

       Total que, hasta ahora y resumiendo, el libro sagrado no me mola pero entiendo que una religión no es solo su libro sagrado; la religión, persona a persona, no me invalida a nadie pero me mosquea que cuando alcanza mayoría suficiente se cargue las libertades individuales; y la ideología crea hoy en día más violencia que muchas otras. No pienso que se pueda decir que todas las religiones ahora mismo son igual de malas, creo que se puede pensar que los efectos de esta en este momento son peores. Tampoco creo que se pueda afirmar que el terrorismo yihadista (o el El) no tengan nada que ver con el Islam.


       Ahora bien ¿qué crea un terrorista? Porque al final, si queremos acabar con esto, aunque solo sea por el egoísmo de sentirnos seguros, lo mejor será pensar con la cabeza y no con las racistas, guerreras, irracionales y gregarias tripas ¿no? Tú tienes un musulmán educado, generoso, respetuoso con la libertad y bueno. Ahora llegan dos o tres fanáticos y matan a doce personas por un dibujo. Lo piensas y te da vueltas la cabeza como a la niña del exorcista, de lo tristemente absurdo que es. Y entonces la extrema derecha manipula nuestro miedo y nuestro instinto tribal intrínseco, que nos empuja a recelar del diferente y defender al similar, y crea algo tipo #StopIslam, que en realidad en muchos casos viene a ser un “hay que echar a esos moros de Europa”. O al menos quitarles los derechos. Que no les den la nacionalidad. Que se les prohíban sus costumbres. O se integran o la calle. Si ignoran todo sobre los toros o el fútbol patrio, a su puta casa. A uno le dan una paliza, a otro le desprecian y a la tercera la insultan por ir tapada. Tela. Insultar a una mujer para defender su igualdad. Todo muy lógico. Así se crea un terrorista islámista en un país del primer mundo: marginando y agrediendo a un musulmán previamente inofensivo y haciéndolo permeable a la programación de quienes están buscando aprovecharse de los que están en un momento de debilidad, que es como actúan todas las sectas. Tanto es así que a veces pienso que a los fanáticos realmente les importa un pedazo de bledo que alguien dibuje o no a Mahoma cagando, y en cambio les viene de perlas la reacción xenófoba e islamófoba que eso provoca porque, al final, ese rechazo “hace afición”, es de donde les nace la cantera. O igual no, igual, como dice algún ateo de origen musulmán que conozco, la culpa es de los clérigos, que incitan al odio. O quizás saquemos las cuentas de cuantos pobres muy pobres hay por cada religión y resulte que para que crezca este tipo de fanatismo se necesita mucha miseria. No lo sé, en cualquier caso no creo que maltratar a los musulmanes pacíficos sirva para acabar con el problema, sino al contrario.

       Pero ojo, ojo con la libertad de culto y de expresión, no confundamos términos, que la libertad de culto y de expresión lo que defienden es tu derecho a creer y expresar tus creencias sin ir a la cárcel y sin que te agredan por ello, pero en ningún caso tu derecho se puede ampliar hasta el punto de convertirse en mi mordaza ni me quita a mí el mío a descojonarme de tus creencias, a decir que tus ideas son idiotas, o a expresar las mías en el tono que me dé la gana. O no debería, porque no hay que olvidar que en España existe el delito de ofensa a las creencias y que se puede meter a la cárcel a alguien por hacer coña según y cómo de las religiones, o de imputarle por cocinar un Cristo, como bien recordaréis, cosa que es, lo mires como lo mires, injusta. Hay que tener mucho cuidado con legislar delitos de “apología de” u “ofensa a” porque al final nos podemos ver cualquiera en la cárcel por “apología del ateísmo”, “apología del aborto” o “apología del matrimonio homosexual”, por abrir la boca para disentir, vaya (que sé que a algunos os parecerá hasta bien pero pensad por favor que la trena no debería ser donde acabe la gente que no dañaría a una mosca, por muy “bocazas” que sean). Es un melón que no creo que se deba abrir si queremos preservar la libertad de todos. Así que tu libertad de expresión no me quita a mí el derecho a despepitarme de risa de tus creencias, ni tampoco me obliga a tener que escuchar tu rollo hasta que se me caiga la cabeza del hastío.

       Sigo pensando que un mundo sin religión sería mejor, aunque solo sea porque es algo que hace que un pobre de solemnidad se sienta más cercano de su todopoderoso califa, que le mantiene en la miseria, que de otro pobre de solemnidad con distintas creencias. Como los nacionalismos o los fanatismos futboleros, por otra parte. Creo que sin religión mejor y lo voy a estar diciendo hasta que... bueno, probablemente hasta que me peguen por ello, porque me temo que no soy ninguna mártir. Y que no se confunda "el mundo sería mejor sin religiones" con "el mundo sería mejor sin las personas que creen", que no tiene nada que ver. Aparte, soy consciente de que la democracia tiene la debilidad de que puede llevar al poder a los antidemócratas que quieren acabar con ella y la defensa de la libertad también ayuda a quienes pretenden acabar con la mía y, aunque eso me hostiliza infinito, pienso que hay que luchar por la libertad y la dignidad de todos, independientemente de sus creencias. Ahora bien, no es excluyente, puedo luchar por tu libertad a creer algo y descojonarme de lo que crees. A la vez. Sin despeinarme.

       Bueno, sin despeinarme no, que yo nací despeinada y así sigo.


       Las imágenes que ilustran este post son de http://imgur.com/a/zd5rl y, como podéis ver allí, se han publicado en distintos países mayoritariamente musulmanes en solidaridad con Charlie Hebdo.

martes, 6 de enero de 2015

Que en 2015 no les riamos las gracias.



Hace dos días estábamos el montañés y yo en nuestra nueva cafetería favorita, leyendo tranquilamente y comentando entre nosotros lo que nos iba llamando la atención.

Aprovecho para hacer propaganda del libro de Alena KH, @intersexciones
  
      Al lado había una pareja (nada que ver con las personas que aparecen en la foto, que es del mismo sitio pero de otro día). Ella había llegado antes, él un poco más tarde. Unos treinta y cinco años ambos. No oía lo que decían pero si hubiera tenido que especular sobre su relación habría dicho que era reciente, lo que denominaríamos un rollo. Él parecía incómodo y ella daba la impresión de comportarse de ese modo un poco absurdo y sobreactuado que adoptan las chicas con poca autoestima cuando quieren agradar y notan que no lo están consiguiendo. No hice mucha orejilla porque no resultaba agradable y en ningún momento me volví hacia ellos o demostré interés por su conversación. Seguí leyendo y los ignoré. Pero en un momento, sin mediar “provocación”, él se volvió hacia nosotros y nos dijo, señalándola a ella, que se estaba riendo en el sofá:

      ¿Esta niña que da tanta guerra no será vuestra?

      La miré. Era esa forma de reírse con la que quieres salir airosa de una afrenta, fingiendo que no te afecta y que te la tomas como una broma, aunque en realidad te está haciendo pupa.

     No, no es nuestra- le contesté –pero me la quedaría muy a gusto, parece muy maja. ¿Te quieres venir con nosotros un rato? – continué, dirigiéndome a la chica.

     Pues si os la quedáis para siempre me quitáis un problema de encima.

     Ella se ríe por no llorar, el tono de él no es agradable, está disfrazando de gracieta una falta de respeto grave. De reojo miro al montañés, que está a punto de soltarle algo muy gordo, no puede con los abusos. Por aquello del espíritu navideño, no prejuzgar y no meter cizaña en pareja ajena, decido darle al tipo la oportunidad de recular:

     Anda, anda, que si me la dieses luego te arrepentirías porque la echarías de menos.

     Te la doy, me la das, cómo si tuviéramos algún derecho y ella no fuera dueña de sí misma. Ya me está jodiendo seguirle la corriente, pero quiero ofrecerle una salida airosa, por si acaso es realmente una broma que se le ha ido de las manos. Por no enmerdar. Ahí la tienes, majo, la mano tendida para que des un pasito atrás y arregles las cosas.

      Ni hablar. Te la regalo y me voy tan pancho.

     No puedo más. Me vuelvo hacia ella.

     ¿Pero cómo dejas que te hablen así, si el mundo está lleno de hombres? Y mirándote, no parece que tú tuvieras problema en encontrar uno mejor, si eres monísima, seguro que das una patada en el suelo y te salen cuatro tíos dispuestos a tratarte como a una reina.

      La chica se levanta y me da las gracias. Él se levanta también y se sigue riendo pero ahora el rictus en la cara es él quien se lo lleva puesto. Salen cada uno por una puerta de la cafetería y, ya en la calle, ella se despide de él con la mano. Al final, él camina hacia ella y se marchan juntos.

     Os lo digo de verdad, que no lo entiendo. No entiendo que las mujeres aguanten las faltas de respeto que aguantan, aunque reconozco que hay actitudes a las que la gente no le da ninguna importancia y que a mí me parecen faltas de respeto intolerables. Quizás me tienen demasiado mimada (bueno, eso es seguro, que me tienen demasiado mimada :))), pero lo más probable es que disfrute de eso porque no he tenido empacho en mandar a escaparrar a gente por cosas mucho menos fuertes que la que os estoy contando.
Tampoco entiendo que nadie salga con una persona a la que desprecia. Yo no sé si esa chica estaba comportándose de una manera irritante o no. Es posible que sí. En ese caso entendería que él pretextara cualquier cosa, se fuera educadamente y no volviera a llamarla ni a cogerle el teléfono, pero no puedo comprender que se dedique a ridiculizarla ante unos completos desconocidos, ni mucho menos que después de eso acaben marchándose juntos. De cualquier forma, no creo que a él le queden ganas de volverse a arriesgar a implicar al “público” en sus disputas, no se fue con buena cara. Y yo me quedé supersatisfecha y me llevé de regalo un muerdo orgulloso del montañés, la sonrisa que me dedicó otra chica que oyó el intercambio y un caramelo que me dio un señor mayor que estaba, solo aparentemente, absorto en la lectura de su periódico mientras todo sucedía.









jueves, 1 de enero de 2015

¡Feliz año nuevo!

No publico en meses y ahora... ¡dos post hipernavideños seguidos! Me vais a odiar con razón.

Pero tenía que hacerlo, tenía que compartir con vosotros las felicitaciones de Navidad más frikis que he encontrado.

Que disfrutéis lo que queda de fiestas y que empecéis bien el año.

 
 
 

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
 
What Ronronia wants © 2008 Template by Exotic Mommie Illustration by Dapina